No soy una persona que me considere importante, ni
necesaria, mas bien me considero un hombre honesto que siempre ha caminado
contracorriente y ha sacrificado muchas cosas por ser fiel al concepto de vida
que me pareció honesto y adecuado.
Nunca me ha costado mucho ser leal a mis amigos. Ello me ha causado innumerables problemas y proporcionado innumerables
satisfacciones.
La vida me ha regalado multitud de enseñanzas, pero
solamente cuatro de ellas valen la pena y han marcado mi caminar por este mundo
de Dios: Amor, Libertad, Fidelidad y Esperanza.
Cuando te vas haciendo mayor y comprendes que, aquellos
sueños de niño nunca se realizaran, empiezas a aprender a saborear las cosas
sencillas de la vida, una palabra, una mirada, un silencio, un beso, un roce.
Entonces el corazón se vacía de todos los proyectos nunca
realizados y asumes que eres feliz. Una música, un libro, cada cosa empieza a
asociarse a un recuerdo, a un momento. Todo empieza a tener sentido. La vida no
era tan complicada, nosotros la hacemos complicada.
Te vas haciendo mayor y descubres que el manual de
funcionamiento de la vida, que nos deberían de dar al nacer, lo has ido
confeccionando a coscorrones y que cuando lo comprendes ya apenas sirve para
nada.
Todos tus deseos empiezan a ser a corto plazo, casi
inmediatos. No queda tiempo para fiarle
proyectos. Vas asomándote al precipicio del olvido y del fracaso, pero
curiosamente ya no te importa.
Lo que queda por pasar ya no es cosa tuya, no depende de ti,
sino de tus hijos, de otros futuros, de otras vidas. Te das cuenta que ya no
controlas nada, que todo se gestiona por otras fuerzas, por otros medios y te
vacías el alma de esperanzas y sufrimientos.
Vacía el alma de viejas vidas se llena de jóvenes ilusiones
que duran poco, un paseo, un rato de sol, un pensamiento.
Te emocionan cosas incomprensibles, recuerdos de amigos, de
amigos del alma y de la vida, de compañeros leales que siempre contaron con tu
amistad, de jóvenes colegas de sentimientos frescos que te emocionan con sus palabras,
sus revoluciones, sus ideas de grandeza y libertad.
Ideales que te reconducen a tu juventud. Puros y eternos
ideales que van llenando su alma como llenaron la tuya y les sientes cercanos y
les amas y deseas que sus sueños se cumplan.
Cuando atraviesas ese umbral donde la esperanza se convierte
en eterna, donde tus recuerdos te invaden, donde el futuro ya no cuenta y todo
empieza a ser pasado. Encontrar una vieja fotografía que te conmueve el alma y te reconcilia con los deseos de haber vivido.
Cuando traspasas el portón del “ cuando sea mayor “ y te
adentras en el resbaladizo “ cuando yo era joven”, se ha trastocado tu vida y
tienes que volver a aprender a vivir.
Los recuerdos son agradables pero puñeteros, te explican que
ya no eres igual, que lo que antes hacías ahora lo sueñas. Cambias el mañana
por el ayer.
Perteneces a los recuerdos, tu eres un recuerdo. Has ido
dejando compañeros por el camino, amigos que han remontado el vuelo hacia otra
reencarnación.
Por ello quiero ser útil, quiero ayudar, quiero vivir otra
vida de recuerdos pero atados, aunque sea con un leve hilo, a la realidad que
vivo cada día. Quiero que otros, basados en mi experiencia no tropiecen donde
yo tantas veces tropecé, y no fracasen donde yo fracase.
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