24/1/12

CALLES DE MISTERIO

La luminosa mañana había dado paso , de repente, a una tarde oscura y plomiza. El cielo se tornó nublado de manera total, ni un resquicio de luz, era como si la noche se hubiera apoderado de aquella tarde de primavera, aun cuando aun solo eran la cinco de la tarde.
El viento producía enormes remolinos que hacían que el polvo impregnase el aire haciéndolo irrespirable, la tormenta parecía inminente. La ciudad oscurecia sumida en la negrura de la tarde, el fuerte viento hacia que las farolas se balancearan, produciendo con este movimiento sombras fantasmagoricas como gigantes amenazadores.
Yo enfundado en mi gabardina Burberry, caminaba lentamente por las oscuras y desiertas calles de aquel barrio marginal de la ciudad.
Al llegar a la plazoleta de los Azabaches, y tras esquivar alguna rama desprendida de los arboles, por efecto del viento, me acerque al único establecimiento que estaba abierto. Era una vieja cervecería donde la primera sensación que sentí, fue la de salir corriendo, pero era el único refugio que tenia en mi camino. En el esperaría a que amainase el viento y el aguacero que comenzaba a caer.
Tome una cerveza con limón, tan lentamente que a poco mas acaba por caducar el limón.
Mientras, en el viejo aparato de televisión  Belén Esteban se despachaba a gusto.
Los apenas cuatro gatos que frecuentaban el local, distrajeron su atención en el momento que la campanilla de la puerta sonó cuando yo entraba. Al momento centraron su atención nuevamente en aquel televisor.
Solo una persona, no me perdía ojo. Era una mujer de unos 40 años, morena, algo desarreglada pero de buen ver, con un par de tetas de campeonato.
Me miraba tan insistentemente que me ruborice, empecé a palparme la bragueta, pensando que su insistencia podía ser debida a que la llevaba abierta. 
Hecha la comprobación y tras una inspección, mas mental que real, recobre mi aplomo, pensando que tal vez quería rollo.Lo cierto es que aquella fulana no paraba de mirarme.
Pregunte al camarero por que me miraba tan fijamente aquella señorita.
"Es ciega, no mira nada, ni siquiera sabe que esta usted aquí." Estas palabras merecieron las sonrisas burlonas de los presentes, incluida la ciega, que al cambiar de postura se quedo mirando fijamente a la puerta del W.C.
Me sentía tan abochornado que decidí abandonar el local tras abonar aquella caña infame que parecía llevar desengrasante de limón.
El viento había remitido y la lluvia daba a las calles un aspecto brillante y magnifico, si bien era un incordio para caminar. Trate de arrimarme a las paredes con objeto de no mojarme mucho.De repente un ruido monótono y acompasado retumbaba en el callejón TOC,.....TOC.....TOC. No sabia de donde procedía
Aceleré el paso discretamente y el ruido parecía seguirme el TOC, TOC rítmico ahora era mas rápido.
La angustia me hacia sudar, quien quiera que fuese me perseguía. Acabe por casi correr y aquel  TOC, TOC,también aumentaba su frecuencia.
Por fin divisé la marquesina del autobús, el cartel electrónico indicaba que estaba a punto de llegar, era mi salvación.
Alcance corriendo la marquesina y el maltdito TOC,TOC era casi continuo, definitivamente me perseguía. Me metí en el interior de la marquesina, acojonado, cuando vi surgir de entre las sombras del callejón un matrimonio con cinco niños. El marido llevaba una pata de palo.
          - Así que era su pata de palo la que me ha asustado, le dije.
          - Si, que manera de sonar, veníamos a coger el autobús y pensábamos que no llegábamos. Siento haberle asustado.
En ese momento llega el autobús y el conductor nos dice que va muy lleno y que no podia coger mas que seis personas.
          - Digo yo que lo lógico es que monten la madre y los niños, dijo el conductor.
Era lo normal, así que aunque de mal talante asentí.
Al quedarme solo, en tierra , calado y con el pirata pata palo, este se me queda mirando y me dice:
          - Ya lo siento señor, me tenia que haber puesto una goma en la pata de palo y así no le habría asustado.
          - Lo que tenia que haber hecho, conteste, es haberse puesto una goma en la picha y así habíamos cabido todos en el autobús.
Metí mis manos en los bolsillos de mi Burberry y continué caminando. Comenzaba a llover. Joder que nochecita solo faltaba que pasase un coche y me sapica........, HIJO DE PUTA.

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