2/5/14

Boton

Botón es un gato común, llego a mi vida como un torbellino en circunstancias personales un tanto delicadas.

Fue recogido por mi hijo en unas condiciones lamentables, lleno de parásitos intestinales y extremadamente desnutrido. Su cartilla sanitaria es un compendio de enfermedades y vacunas.

Este pequeño diablo  trastocó toda mi tranquilidad , mas de una vez decidí que no podríamos convivir, el y yo no eramos compatibles. No obstante el tiempo y su ternura me hicieron cambiar de idea.

Poco a poco y tras numerosos tiras y aflojas y después de someros reconocimientos de su nuevo espacio vital se fue tranquilizando y ambos nos  acostumbramos el uno al otro , la convivencia se fue haciendo mas llevadera y no me duele reconocer que puso el mas de su parte que yo.

Bien es verdad que me ha arañado todos los muebles, deshilachado las alfombras, se ha comido las flores de mis tiestos pero todo se lo perdono por el recibimiento que me hace cada mañana cuando me levanto a trabajar. Allí esta el, con sus enormes ojos mirándome hasta que enfilo a la cocina a desayunar. El se restriega en mis piernas y se abandona en interminables croquetas, esperando pacientemente hasta que termino.

Le gusta comprometerme hasta que salgo detrás de el persiguiéndole mientras sale derrapando para esconderse debajo de la cama donde se siente a salvo y me mira con cara de pillo.

A veces se sienta a mi lado y se queda tranquilamente, esperando una caricia, ofreciéndome unas miradas agradecidas y tiernas, son los momentos en los que me llena el corazón. Algunas veces llego a pensar que detecta cuando mi estado de animo esta por los suelos y se limita a mirarme con sus enormes ojos y un gesto de "aquí estoy".

Botón ha sido en esta casa una revolución, un torbellino de dulzura que deambula libremente y a sus anchas entregado a juegos y travesuras.