Entregar tu cuerpo cansado a la tierra,
acogido por una verde, cálida y mullida
alfombra de musgo.
Confor eterno.
Abrir brazos y piernas como saludo al cielo.
Sol cegador que deforma las figuras y
con sus guiños relucientes trasfigura la luz.
Murmullo de alegres trinos en la lejanía,
como sonidos de otras latitudes.
Que algarabía.
Entre el sueño y la vigilia, permanezco.
El tibio sol me cautiva y reconforta,
músculos que renacen del frió y el cansancio.
Y en lo alto tu, mi imagen desafiante.
Sueño inmaterial
Porque he de arrastrarte, cuerpo pesado,
por que no poder vivir solo en espíritu.
Apartar las limitaciones de un cuerpo material,
viviendo la irreverencia de una idea, de un sueño.
Sin limites ni vagajes, solo soñando, ideando.
Como si de una nube informe, formáramos un castillo,
la nave de los piratas, o los dragones de cuentos.
Entre las tinieblas, busco tu presencia
pero me duele el esfuerzo. Desisto,
cambio tu cuerpo por un sueño.
Tanto sueño, que muero.
Tanto muero que soy feliz.
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