24/10/11

PAIS DE RICOS


Existió una vez un país que fue muy rico, muy rico. Sus ciudadanos Vivian felices sumidos en una sociedad que gastaba mucho dinero en ayudas sociales y su modelo de vida era un reclamo fantástico al que acudían personas de otros países para hacerse ricos y ser felices para siempre jamás.
Este país se llama Escaña, sus costas bañadas por placidos mares que forman playas paradisíacas, se fueron convirtiendo en vertederos inmundos y bloque de casas altísimos fueron bordeando las costas. La lucha por vivir en primera línea de playa llego hasta hacer desaparecer algunos paseos marítimos. Todo el mundo quería vivir en Escaña, tanto es así que no solo sus costas, sino su interior se fue plagando de macro urbanizaciones de gran renombre, hasta los poceros hacían casas. La geografía se llenó de monstruos de ladrillos y los alcaldes felices llenaban sus arcas y las de sus ayuntamientos a base de recalificar terrenos para construir ciudades magnificas.
 
El presidente de este país Don José Luis, era un tipo afable, con la sonrisa permanentemente puesta incluso en los entierros. Su mayor anhelo era que todos los Escañoles tuvieran trabajo, bienestar y muchas ayudas sociales que les hicieran amar este gran país.
Las cosas no fueron tan bien como presumían y la burbuja estalló en la cara de Don José Luis, que se resistía a creer que a los Escañoles les atropellaba una crisis del carajo. “ Esto es coyuntural “ decía con su eterna sonrisa. Pero no aquello no fue coyuntural, aquello fue una crisis duracel dura y dura y dura.
Existía en el país un mago llamado Don Mariano, el cual estaba rodeado de una serie de duendes y geniecillos, mas que malos, cabroncetes, que se encargaban de liar a los Escañoles.
 
Don Mariano nunca había ganado las elecciones del país, eso le ponía de muy mala leche. Ahora era la suya, Don José Luis de había ciscado en toda su ideología y había tomado medidas muy drásticas y restrictivas que afectaban directamente a los Escañoles mas necesitados.
Ahora que todo se había derrumbado y eran pobres, Don Mariano se frotaba las manos en la intimidad y hacia creer a los Escañoles que Don José Luis era un manirroto y que había dilapidado la riqueza del país, que el era el único capaz de arreglar el desaguisado.
Mientras el engañaba con paños calientes, sus duendecillos jodian el país con sus recortes y sus rebajas y sus subidas de impuestos. Se aliaron con los patrones del bosque y les permitieron usar a los obreros como esclavos, así no tendrán que preocuparse por nada y serán felices, solo trabajar por un cobertizo, un trozo de pan y unas alpargatas.
 
Pero la gente ya no era tan tonta, algo había calado y los bosques de toda Escaña se llenaron de gente de todas edades y condiciones, de todos los estratos sociales, de todas las ideologías y les enseñaron los dientes.
El final de este cuento no esta escrito aun pero seguro que se escribirá, por las gentes que con honestidad y con indignación se oponen a que Don Mariano, el mago se haga el dueño del bosque con sus artimañas. Por eso no podemos poner colorin, colorado, hasta que el pueblo Escañol no escriba el final, haber si podemos poner y comieron perdices.

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