CANTOS DE SIRENA

No son un fenómeno nuevo, los movimientos ciudadanos, pero desde que irrumpieron nuevamente en nuestras calles, estás han recobrado vida, dignidad y vergüenza, cosas que se habían perdido con el coqueteo cotidiano de una aburguesada sociedad, que tragaba con todo. 

Secuelas de una sociedad del bienestar ficticia a todas las luces.

La supervivencia de esta sociedad, esta en juego, depende únicamente de la capacidad de estos movimientos como DRYburgos para pervivir y convivir con las mentiras y promesas de políticos.

Deberán saber sortear las refinadas y torticeras filigranas de los políticos y sus voceros, que les lanzaran, como cantos de sirena para atraerles al redil de los mares azules de la política y una vez allí, destrozarles y sumirles en las profundidades de la burguesía.

No son un fenómeno nuevo, pero mas necesario que nunca, ante el desamparo que siente en las entrañas, una gran parte de la sociedad española por parte de sus políticos. Por eso es muy necesario, que estos movimientos, empiecen a demostrar algo mas que no ser perro flautas y que están suficientemente capacitados para aunar voluntades.

Es necesario que den una imagen seria y coherente, de firmeza y dialogo, de integridad y grandeza.

Creerse que el cambio es posible y que ellos pueden ser los grandes protagonistas.

Han sabido descender a los infiernos de la calle para aglutinar la voz de los indignados, de los parados, de los jóvenes, pero tienen que prepararse para entrar en los palacios sin mancharse de la mierda que esconden entre sus lujosos cortinajes y sus caras alfombras, para no contaminarse del brillo del oropel y la pompa.

Tienen que concienciarse, que ahora son conocidos, serán escudriñados y mirados con lupa. Tiene que ser conscientes que son imagen de un movimiento de esperanza y realidad que fluye lenta pero segura hacia un futuro prometedor. Que cada uno de sus cabezas visibles, ya no se representa a si mismo, sino que es la cara de una sociedad que les cree y les sigue.

La lucha es larga, lo difícil no es llegar, lo difícil es mantenerse y aprender a no escuchar los cantos de sirena de los políticos, auténticos magos de la “ no verdad “.