JORNADA DE REFLEXION

Cuando yo cumplía los 18 años, en España no se votaba. Me daba mucha envidia cuando oía en la televisión noticias de otros países europeos en las que se pronunciaban palabras como: sufragio, urnas, democracia y jornada de reflexión.

Todo aquello golpeaba mi cabeza de joven inquieto, como una orquesta dando la bienvenida al país de las maravillas, a países civilizados, a responsabilidad y trascendencia. Me parecían cosas de extranjeros.

Se acabo el régimen de Franco y la transición fue un hecho, España entraba en la línea de los países democráticos con empuje y decisión. Ahora me sentía más universal, mas libre, mas persona.

Podíamos votar, elegiríamos los gobiernos, los entes autonómicos y los alcaldes y concejales. Todo aquello resultaba emocionante, las estruendosas campañas electorales, la proliferación de partidos de todos los colores y tendencias, los mítines multitudinarios, debates en todos los medios y por fin la jornada de reflexión.

Se suponía que aquel día era una jornada de transición entre la campaña electoral y las votaciones, donde los ciudadanos deberíamos meditar, reflexivamente, a quien otorgaríamos nuestro voto.

Imágenes idílicas de los candidatos, paseando con sus familias, sonrientes y cariñosos, nada que ver con la agresividad de días anteriores.

Se agradecía el silencio de las megafonias en la calle, a pesar que las ciudades amanecían ese día, sembradas de octavillas y panfletos sobrantes de la campaña informativa.

Pues bien llega el día de reflexión del año 2011. Este acto intimo y responsable se ha convertido en doloroso, brutal, casi masoquista.

¿Como reflexionamos para que castigando al PSOE, que tanto se ha equivocado, no favocer al PP que nos va a pasar el plumero de lo lindo?. ¿ O tal vez como mandarlo todo a paseo y que esto se arregle solo?.¿ O tal vez como sobrevivir sin política.?

Creo que hemos dado un gran paso a tras, en la ilusión de las urnas. La democracia costo mucho imponerla en España, perderla es también vivir de espaldas, desencantados.

Yo en el día de reflexión, no voy a meditar a quien votar, yo ya lo sé, voy a reflexionar que hemos hecho para vivir sin ilusión, adormecidos, pasotas, indiferentes, hastiados, asqueados, sin esperanza, con tedio..., la jornada de reflexión.