24/11/11

CAMINAR,PENSAR


Caminar es un ejercicio muy saludable, para el cuerpo y para el alma. Yo camino mucho, todos los días, terminada mi jornada laboral, recojo mis cosas en la mochila me la enfundo al hombro y caminando a casa.
Llega un momento en que desarrollas de tal manera la abstracción, para pensar en tus cosas, que no oyes la circulación a tu lado. Te sumerges en tus pensamientos y casi te da pena de que acabe el paseo.
Últimamente mis pensamientos son recurrentes, yo quiero hacer las cosas bien, pero no me salen, parece que siempre salpico a alguien. Sin quererlo, sin proponérmelo, pero pienso que la única manera de no salpicar a nadie es estarme quieto, como un muerto. Eso no va con mi manera de ser. Yo no quiero ser un muerto, una cosa inmóvil un alma en pena. Yo quiero ser yo y quiero hacer cosas, cosas que no son para ofender a nadie, sino porque yo las siento así.
Vuelvo a pensar y me consuela saber que solo quienes me interesan e importan son por los que me duele, pero por otro lado, entiendo que si no pueden entender mis motivos, no merecen que yo me preocupe por ellos.
Esto es complicado, pero si llegas a entenderlo, te consuela mucho. Yo quiero ayudar, quiero hacer cosas, pero quiero que quienes me aprecian también se acuerden de mi, de que estoy, de que existo. Quiero que comprendan que yo soy humano y tengo momentos malos y que necesito un empujón, miro a mi alrededor y no están. Me pasa que también tengo corazón y sufro, y que cuando yo percibo esto en quienes me importan también me pongo triste. Entonces ¿ por qué , ahora no están ellos tristes?.
No quiero dejar de pasear, para no dejar de pensar, pensar en mi, en ti, en todos. Pensar que si no somos capaces de discrepar y entendernos, no vale la pena, de que si no tenemos encontronazos y sabemos resolverlos, no somos personas, que si prima nuestro egoísmo por encima de nuestro respeto, todo es una mentira

No hay comentarios:

Publicar un comentario