9/2/12

AQUELLA VIEJA RADIO

No podre nunca olvidar aquella vieja radio que presidia la cocina de mi casa. Una  Telefunken que mi madre se empeñó en vestirla de novia, ya que la había elaborado una funda de ganchillo para que no se manchara. Aquella vieja radio colocada encima de una pequeña repisa a la que también mi madre había preparado una puntilla de ganchillo que la  rodeaba a modo de dosel.


Era el centro de reunión de la familia, todos a su alrededor nos congregabamos para escuchar series y  noticias. Programas memorables que aun permanecen en mi recuerdo.
Como olvidarse de "Ustedes son formidables", programa que fomentaba las causas humanas y solidarias, que se dedicaba a recaudar fondos para ayudar a gentes necesitadas.
La grandiosa  sintonía de comienzo con la Sinfonía del Nuevo Mundo y la incomparable voz de Alberto Oliveras, daban al programa un aire majestuoso y trascendental.
Ningún niño de la época olvida series como "Matilde, Perico y Periquin", con las voces de los locutores de la época Matilde Conesa, Pedro Pablo Ayuso, Matilde Vilariño y Juana Ginzo.Las travesuras de Periquin nos deleitaban periódicamente, reuniendo a los mas pequeños de la casa alrededor de la radio.
Ama Rosa, recuerdo a mi madre llorando a moco tendido, siguiendo fielmente la novela de Guillermo Sautier Casaseca y la voz inconfundible del narrador Julio Varela.
La canción del Cola Cao, que todos los niños nos sabíamos de memoria: " y si es el boxeador, golpea que es un primor. Es el cola cao desayuno y merienda ideal".

Dentro de las series de humor, nadie perdía la cita con Pepe Iglesias "El Zorro". Humorista hispano-Argentino que nos hizo pasar ratos maravillosos. "El zorro,zorro,zorrito para mayores y pequeñitos".
Discos dedicados, de madres a mozos en su incorporación a filas o de novias, o de amigos. Todo lo importante se decía en las ondas de radio a través de una canción, "para Fernado Martín en el día de su onomástica de su novia que tanto le quiere", le seguía el disco que la novia había elegido con cariño inmenso.
Operación Plus Ultra, Carrusel deportivo y tantos  programas que fueron haciendo de los niños de aquellos años, auténticos seguidores de ese medio maravilloso.
Duele pensar lo simple que eramos, pero alivia el bálsamo de la felicidad de aquellos años, donde reunidos ante la vieja Telefunken vestida de novia, esperábamos con ansia que empezase aquel programa. Mientras sosteniamos en nuestra mano una gigantesca rebanada de pan regada de aceite y rociada con azúcar.
Hoy es el día que los recuerdos siguen vivos , la radio sigue viva y sigue deleitándome escucharla. Hay cosas que nunca mueren.

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