No sé por que motivo, me viene picando el gusanillo de
repetir el camino de Santiago, esta vez con algún día mas de tiempo y por tanto
con alguna etapa más.
A mí me entra la risa cuando pregunta a la gente el por que
de hacer el camino, unos argumentan razones religiosas, otros culturales y
otros puramente turísticas.
La mía, aun no la he oído a nadie.
La verdad es que Elena y yo nos habíamos planteado acudir al
concierto que Arcade Fire, ofrecía en el Monte del Gozo, y decidimos que era un
buen momento para hacerlo andando. Los planes se trastocaron y no había manera
de salir para llegar a tiempo. No obstante y dado que ya estaba pensado lo
haríamos igualmente
A mi me daba miedo, veía el entusiasmo de Elena y me invadía
el temor de fallarla. Por otra parte me reconfortaba la idea de volver a
Santiago, ahora como peregrino y pasear por sus viejas calles y sus
innumerables plazas, Obradoiro, Inmaculada, Platerías.
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Estación de Burgos |
El día 4 de Septiembre de 2010, tras cinco horas en tren,
llegamos a Monforte de Lemos donde cogemos un cercanías que en apenas media
hora nos deja en Sarria, principal núcleo urbano entre Ponferrada y Compostela.
Está la tarde avanzando y los albergues están completos, no
queda otro remedio que acudir al habilitado como albergue, polideportivo
Municipal, donde por 3 euros, nos proporcionan una colchoneta y duchas con agua
caliente.
Tras cenar un poco y comentar las incidencias del largo día,
nos enfundamos en los sacos de dormir para disponemos a afrontar con energía la
primera caminata.
Polideportivo dormitorio |
El silencio de la gente es exquisito y puedo detectar el
nerviosismo de Elena, duda si será capaz de soportar durante el camino el peso
de su mochila. Yo estoy convencido de que si y que será ella la que tire de mí.
El día 5, aun no ha amanecido, son las 6,30 horas y nos
disponemos a partir a Porto Marín, etapa de 23 kilómetros que discurre por la
vega Sarriana llena de huertas.
Durante la marcha las carballeiras y castañares nos
proporcionaran una agradable sombra cuando el sol comienza a calentar.
Guiados entre la oscuridad y la bruma de la mañana, por la
luz tenue de una linterna, vamos buscando las flechas amarillas que jalonan el
camino.
Con la luz del día disfrutamos del bello paisaje y caminamos
acompañado de muchos peregrinos con los cuales compartimos conversación.
Al fin aparece al fondo Porto Marín, parece al alcance de la
mano, pero es un espejismo, ya que hay que hacer un descenso vertiginoso hacia
el rió que nos acaba de fundir las fuerzas.
Cruzamos el viaducto encima del rió Miño y ascendiendo por
las empinadas escaleras a las 13 horas llegamos a Porto Marín, que nos recibe
en fiestas.
Fiestas en Porto Marin |
El día 6 a las 6,30 horas afrontamos la etapa siguiente, que
si Dios quiere, dará con nosotros en Palas de Rei, un total de 25,5 Km nos
esperan.
El Miño nos había
obligado ayer a realizar un largo descenso hasta Porto Marín y ahora era
preciso abandonar su valle por una prolongada cuesta que nos lleva hasta la
Sierra de Ligonde.
Los hórreos recortan su silueta en la noche. El Calixtino
apunta que por los montes de esta sierra, pululaban las prostitutas para
engatusar a los romeros.
Al amanecer nos hemos visto obligados a parar para ver el
mas bello amanecer que recuerde nunca. Regalo del cielo que conservo en mi
retina.
Rato de reposo |
Justo a la entrada de Palas de Rei, ha comenzado a llover.
El pesimismo me invade ya que mis maltratados pies se ven coronados con dos
hermosas ampollas una de ellas en la planta del talón que me ha martirizado los
últimos 8 Km
Gozamos la tarde visitando el pueblo para irnos a curar los
pies y descansar ya que la etapa que nos espera mañana es una de las mas duras
y largas.
Los difuntos a la vereda del Camino |
El día 7 comenzamos la marcha hasta Arzua a las 6 de la
mañana. Si bien las previsiones eran de lluvia, las estrellas brillaban
intensamente, luz que nos acompañó hasta que el sol comenzó a hacer aparición.
Maravillosos bosques plagados de linternas de peregrinos
como una procesión de luciérnagas.
El camino de esta etapa es una gloria, maravillosos y
mágicos lugares que te invitan a sentir, ver y oler todo lo que te rodea, la
visión increíble de este paisaje nos hace relajarnos y que los kilómetros se
acumulen sin apenas enterarnos.
La dureza del Camino |
Al llegar a Mélide, decidimos seguir jornada hasta Arzua y
así ganar un día. Tomada la decisión proseguimos el camino y al salir de Mélide
comienza a llover, echamos mano de los chubasqueros y tapamos las mochilas para
evitar que nuestra ropa seca se humedezca. Llueve de manera increíble y nos
acompañara hasta el final del día.
A pesar de todo la belleza del paisaje es extraordinaria.
Dado que la lluvia arrecia fuertemente, decidimos quedarnos
en el albergue de Ribadixo, en el antiguo hospital de San Antón, relajante y
mágico sitio donde descansar de la larga y dura jornada.
Aseo completo, colada y a disfrutar del rió, del paisaje y
de la magia del lugar, mis pies siguen atormentados y me duelen. Envidio a
Elena que tiene los pies inmaculados.
Paraiso Ribadixo |
El día 8 nos depara una marcha de 20 Km. Desde Arzua a
Pedrouzo. Es una etapa de locos, nos equivocamos varias veces por una
deficiente señalización y el cruce
constante por las carreteras nacionales.
Al llegar a O Pedrouzo, muchos peregrinos nos hemos
equivocado y hemos seguido camino para desandarlo posteriormente. En el pueblo
no quedaba nada libre, ni posada ni pensión. Aparecemos en Santiso, en un
coqueto hotelito donde lamerme las heridas a 20 Km. De Santiago. Con los pies
reventados pero las ilusiones intactas, aunque algo maltrechas.
Mi martirio permanente |
Mis pies no pueden mas, espero que el bajón que tengo en
estos momentos se vea reconfortado por la ilusión que me transmite Elena, que
la veo cansada pero con la ilusión firme.
Mañana si Dios quiere y puedo levantarme, llegaremos a
Santiago donde pasaremos noche en un hotel que Nacho nos ha gestionado desde
Burgos, nos han recomendado hacerlo así, ya que está todo ocupado prácticamente.
El motor de mi aventura |
Hoy hubiera tirado la toalla y me hubiera tirado en la
cuneta, hasta que un alma caritativa me hubiera llevado. No por falta de
fuerzas pero mis pies maltrechos por las ampollas que me han ocasionado las
botas, usadas desde hace muchos años y con mas kilómetros que las maletas de la
Piquer.
Solamente la fuerza y la motivación de Elena me han hecho
llegar hasta aquí.
Hemos descansado bien, aunque algo nerviosos. Abandonamos el
hotel a las 5,30 de la mañana para afrontar los 20 Km que restan para llegar a
Santiago.
Adios viejas botas |
Dejo mis viejas botas junto a un mojón del camino de
Santiago, donde acabaran sus días de andanzas.
La visibilidad es nula debido a una espesa y meona niebla
que nos cala hasta los huesos.
Es tal la soledad que llevamos en el camino que nos da la
impresión de habernos equivocado. Cruzamos los aledaños del aeropuerto de
Lavacolla y las instalaciones de TVE Galicia, todo ha ido bien y me muero por
dejar de someter mis pies a ese tormento.
En el monte del Gozo, el gozo en un pozo la niebla nos
impide la visión de Santiago desde el monte. No obstante estamos entrando en
Santiago y el ansia nos puede.
Estamos en la plaza del Obradoiro, cansados y yo maltrecho
por mis pies que son una ampolla monumental. Son tantas las emociones que
solamente podemos fundirnos en un abrazo.
al fin Santigago |
Han sido unos días de autentica paz que debo agradecer a mi
hija, ella me ha arrastrado a realizar esta locura maravillosa, animándome cada
mañana a caminar, cuando había jurado el día anterior no hacerlo.
Mi Compostela y los múltiples sellos de mi credencial, son
un recuerdo, solo eso. Pero la vivencias que guardo en mi alma configuran el
mejor cuaderno de viaje.
Pensando en juntar unos días para volver de nuevo.
Se acabó la caminata |
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