14/3/12

Bajo el claustro

Escucho el llanto de mis pasos resonando en el silencio infinito del claustro; por el intrincado claro oscuro que configura el sol que se filtra por los intersicios de los capiteles y la sombra de los arcos de las bobedas.
Parsimonia y nostalgia de vagos presentimientos dolorosos, acompasados por el murmullo lejano de rezos y letanias. Olor a incienso y boj recien regado que gratifica mis sensaciones.

Empezaba asentir en mis carnes los escollos de la vida ordenada que acababa de decidir vivir. Habia comenzado el desprendimiento de lo mundano, de lo efimero, de lo material; pero tampoco anhelaba algo divino en lo que no creia. Solamente buscaba el remanso de la soledad para varar mi barco a la deriba entre el silencio y la contemplación.
La tinta negra, indeleble, con la que escribi hasta ahora el legado de mi vida me ha ido embadurnando. Por ello siento la latente locura de desprenderme de la piel que habito, de dejar a la deriva mis ansiedades, perdiendose en la bruma de los mares tormentosos. Quiero liberarme de melifluos complejos y de contratiempos ajenos.

Es doloroso descubrir que la suma de tu vida esta mal, que las cuentas no cuadran y que las facturas falsas se acumulan sobre las mesas y en los rincones oscuros del corazón; persuadirte de que la trayectoria seguida no fué una decisión libre, que fué solamente una escapatoria primitiva y vulgar.
El silencio sepulcral es una fiesta, el tañir de la campana es un jolgorio, el monocorde soniquete de los cantos de los frayles un redoble. Todo resuena en el fondo de mi como un machacar incesante que revuelve mis entrañas.
¿Que es lo que quiero, que pocima necesito, que veneno me invade?.
Urgo en mi corazón esperando arrancar sentimientos y solo encuentro mas dudas.
 Esperaba que aquel claustro perdido y silencioso me ayudase a encontrar una salida a mi laberinto, pero no es asi. El silencio y la paz me agudizan el sufrimiento y espero con ansia la liberación.
Es hora de descender a los infiernos, mi catábasis particular debe comenzar, como en su dia lo hizo  Orfeo viajando a las tinieblas para adquirir un nuevo conocimiento que le permitiera  ver algo que antes se le negaba, como lo hizo Eneas,  viajando a Cumas para ver a la Sibila,  adivina-sacerdotisa, poseedora de la sapiencia del otro mundo y asi conocer la forma de llegar a su padre.
Adquirir el conocimiento, el verdadero conocimiento, el que nos hare libres y poseedores de la inmortalidad. Un hombre desaparece, pero no sus ideas, sus convinciones, su espiritu.

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