(de mi libro "mi barrio")
Los
partidos de mi infancia, eran un tanto peculiares, si bien era la única manera
de jugar al fútbol. Ya que ahora mismo, un partido de los de entonces, pudiera
no ser entendido, paso a enumerar las diferentes zonas, elementos y fases del
juego.
El terreno de juego, era
generalmente un descampado o una era cercana al barrio, algunas veces con
caseta de aperos incluida, cuyas paredes exteriores servían de improvisados
vestuarios .
Las porterías se confeccionaban con piedras, o con
las carteras del colegio a modo de base de imaginarios postes, lo cual, era
fuente de continuas disputas, ya que era imposible demostrar si un balón había entrado a gol, por considerarlo alto o
fuera.
Alto, dependía de la altura del
portero, ya que si este no llegaba al balón saltando, se consideraba alto.
Nueva fuente de conflictos ya que era imposible demostrar si el portero había
saltado lo suficiente o no .
Era norma habitual que el puesto de arbitro,
lo ocupara el menos dotado para la practica del fútbol, que casi siempre
coincidía con el que ponía los discos en los guateques. En la mayoría de
ocasiones, los partidos se jugaban sin arbitro, por no encontrar voluntarios al
sacrificio dispuestos a acometer tan gran empresa y a asumir tan gran
responsabilidad.Mas bien por no estar dispuesto a llevarse dos collejas de parte de los perdedores.
Estos partidos sin arbitro eran
generalmente mas polémicos y difíciles que los otros, ya que solían terminar
resolviendo las dudas a bofetadas o a favor de los mas “ gallitos “. Aquello
era realmente fútbol fuerza, “para que vamos a perder el tiempo hablando,
pudiéndonos dar de hostias”.
Normalmente las alineaciones,
se confeccionaban por sorteo del tipo “ hecho montecho..... monta y cabe “,
quien así concluía, se otorgaba el privilegio de elegir en primer lugar, lo que
suponía elegir al mejor jugador para tu equipo. Este sorteo, se realizaba por
los dos jugadores que tenían mas prestigio en la “ pandilla “. Ambos se
separaban unos metros e iban colocando un pie delante de otro , a la voz de
hecho, contestaba el contrario montecho, a la vez que ponía el pie delante del
otro. Así, se iban acercando, hasta que uno de los dos podía poner el pie
montando en su zapato y en el del rival, cantando “ monta “ y girando el pie lo
metía entre los dos, cantando “ cabe “.
Ser elegido el primero , suponía un
reconocimiento de tus cualidades futbolísticas. Contrariamente los últimos eran
considerados, de relleno . Generalmente los mas negados de cara al gol.
Era un sueño que alguno de los jugadores
dispusiera de un reloj para controlar el tiempo de juego , regalo
sumamente preciado, que solo algunos privilegiados recibían el día de su
primera comunión. Este hecho, condicionaba la duración de los partidos, ya que
solían jugarse a un número determinado de goles, haciendo que se prolongaran
eternamente algunos partidos, dado que las continuas disputas por la validez de
los goles llegaba a provocar, incluso, peleas.
Por el contrario, cuando los equipos
estaban tan descompensados, que se hacían fácilmente los goles, se otorgaba al
contrario, inmediatamente la revancha.
Los individuos, que tenían habilidades
excepcionales, eran especialistas. Estos eran fundamentalmente
porteros, lanzadores de penaltis, regateadores, etc.
Un buen portero, por ejemplo, era un
bien muy preciado, ya que además de escasear, no les gustaba jugar en este
puesto.
Los lanzadores de penaltis, raramente
podían lucirse en su especialidad, ya que existía la costumbre , que si se
producía una mano en el área (esta siempre imaginaria ), al grito de “ mano
penalti la pido “, convertía al autor del grito en el lanzador de la pena
máxima . Este derecho se veía solamente perturbado por el hecho, de que el
dueño del balón, haciendo valer derechos
mas contundentes, se plantase diciendo “ o tiro el penalti o me llevo el balón
“ , argumento este, contundente e incontestable.
¿ Seria este el motivo por el cual,
todos los muchachos de entonces,
considerábamos el mejor regalo y el bien mas preciado, un balón de
“reglamento”. Esta calificativo diferenciaba claramente entre los de goma ,
considerando poco aptos para la practica seria de este deporte, y los de cuero
cosido, los cuales si daban categoría al evento.
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