La impotencia es un sentimiento tan brutal y tan espantoso, que a veces me da miedo. Se que una persona abatido por la impotencia es caldo de cultivo para cualquier reacción violenta y dolorosa.
La España que nos toca vivir es una España donde este sentimiento aflora en miles de personas, personas confiadas que se creyeron las mentiras del PP y que hartos de la inoperancia del PSOE, decidieron que era el momento de cambiar de gobierno. Personas confiadas que se tragaron lo de "son necesarios estos recortes", "entre todos saldremos de esta crisis" y otras sutilezas inventadas por los mendaces políticos que gobiernan hoy España.
Según los últimos datos de la EPA, es este país existen 5.639.500
parados, lo que supone un 24,44% de la población activa. El paro entre
los menores de 25 años supera el 52%. Existen 1.500.000 hogares en los
que no trabaja ninguno de sus miembros, 500.000 de estos hogares sin
ningún ingreso.
No voy a caer en la trampa de empezar
cuestionando la democracia en España, no se trata de eso. No voy a
atacar esta democracia que a mi juicio es imperfecta si, pero democracia
al fin y al cabo.
Por definición no puede existir democracia si
esta no esta fundamentada en la participación del pueblo. Entendiendo
que el pueblo no son solo los influyentes y poderosos, sino todos los
ciudadanos, incluidas aquellas capas de la sociedad mas desfavorecidas.
La
democracia debe de permitir que puedan convivir ricos y pobres, listos y
tontos. Todos bajo un sistema que consagra a las personas por igual
independientemente de sus posibilidades económicas.
Hasta aquí la
teoría, en la practica es mas complejo, ya que las clases mas
beneficiadas, no se resignan a gobiernos que mermen sus ganancias para
ayudar a los mas débiles, al contrario practican aquello de que yo mando
yo gano.
Utilizan un régimen de libertades para enriquecerse, ayudar a los amigos y colocar a los familiares. Nunca se trinco tanto en este país como en la etapa democrática.
Justo en ese momento, dejan de escuchar al
pueblo y se convierten en prepotentes y déspotas que se dedican al "
contentaros con votar, yo mando yo decido". Nuestra democracia es ahora
una oligarquía, donde los poderosos, los banqueros y los capitalistas se
han revestido del valor de los votos para hacer lo que les da la gana.
El
país sufre, precisando mas, gran parte del país sufre; los recorte van
afectando a todos menos a los políticos. Esta clase privilegiada que ve
pasar la crisis a la sombra y con un mojito fresco, no muy lejos de su
coche oficial, por si hay que salir zumbando.
Ultimamente se viene observando,
como los políticos, que deberían de ser por su conducta los auténticos
abanderados de la democracia, aprovechan su condición para repartir
entre sus allegados, puestos de trabajo de alta remuneración, mientras
los parados crecen a miles cada mes.
Estas conductas, unidas a las
mentiras con la que sistematicamente tratan de engatusar a los débiles
mentales, les pone en el punto de mira de un pueblo que se siente
burlado, humillado y ofendido por unos seres, casi despreciables, que se
sirven del momentáneo poder otorgado por el pueblo para engordar sus
cuentas corrientes.
No hay confianza, esto está roto, nos mean y
encima tenemos que decir que llueve. Se encarcela a gente que protesta
por esta situación y los causantes de esta catástrofe, se ríen del
pueblo pavoneandose de dar donativos a la virgen cuando les absuelven y
llevan sus millones a paraísos fiscales.
Este país esta podrido,
en todos sus estamentos, menos en el de abajo, el de la gente que
estoicamente soporta sus burlas y abusos. Este pueblo español, callado y
austero que no conoce mas que dos posiciones y siempre extremas, pasa
del barro del invierno al polvo del verano.
Recemos para que no
tenga el pueblo que explotar, que como lo haga ya no se podrá retorna y
alguna risa se convertirá en mueca de dolor.
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